La semana pasada, en la entrada de Rancho Vía Orgánica en el camino a El Tigre, un caminante al atardecer se detuvo sobrecogido ante uno de los espectáculos más conmovedores de la naturaleza — un remolino de miles de mariposas Monarca descansando sobre un altísimo árbol de eucalipto. Sus delicadas alas anaranjadas brillaban en la luz agonizante mientras se preparaban para continuar su antiguo peregrinaje hacia el sur, rumbo a los santuarios invernales de Michoacán.
Para el caminante, fue un raro y profundo contacto espiritual — un momento de quietud y asombro en presencia de las milagrosas Monarca. Ser testigo de una reunión así, según el Dr. Pablo Jaramillo, ganador del North America Pollinator Award, se considera un avistamiento extraordinario fuera de los santuarios protegidos del centro de México.
Cada año, cuando el calor otoñal persiste y los cielos del altiplano se tornan ámbar, San Miguel de Allende se convierte en punto de descanso en esta migración sagrada. Desde los bosques del norte de Canadá y Estados Unidos, estas frágiles viajeras recorren miles de kilómetros, guiadas por una sabiduría invisible escrita en sus alas. Pasan por nuestros valles y jardines — sobre La Joyita, Rancho Vía Orgánica y las colinas circundantes — como si bendijeran la tierra con belleza y renovación.
Sin embargo, este viaje milenario se vuelve más peligroso cada año. La población de Monarca ha disminuido dramáticamente debido a la deforestación en sus santuarios de invierno, al uso de pesticidas a lo largo de sus rutas migratorias y a la desaparición del algodoncillo — la única planta que pueden comer sus orugas. La inestabilidad climática añade un estrés adicional, perturbando sus delicados ritmos de migración y reproducción. Lo que antes era un cielo lleno de naranja, hoy es solo una fracción.
El Dr. Jaramillo, cuya investigación en curso sigue la migración completa de la Monarca a través de Norteamérica, advierte que las fuentes de agua contaminadas y químicamente alteradas en las zonas agrícolas de Estados Unidos y Canadá están contribuyendo ahora al desmoronamiento de esta delicada especie. Su trabajo será el eje de un próximo artículo que explorará esta urgente crisis ambiental y lo que debe hacerse para restaurar el camino de vida de la Monarca.
Ser testigo de su paso es sentir al mismo tiempo maravilla y responsabilidad. Las Monarca encarnan transformación y resistencia, pero su supervivencia depende ahora del cuidado y la conciencia de la humanidad. En las tradiciones ancestrales de México, se las ve como almas que regresan de visita durante el Día de Muertos — un recordatorio de que la vida y el amor son sagrados y frágiles, dignos de protección.
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Rancho Vía Orgánica es un rancho orgánico regenerativo ubicado en el Valle de Jalpa, a solo 15 minutos del Centro Comercial Luciérnaga. Abierto todos los días, es un rancho en funcionamiento, banco de semillas, restaurante, centro educativo y sede del Proyecto Mil Millones de Agave.
Roger D. Jones lleva 43 años viviendo en San Miguel, y lleva 40 casado con Rosana Álvarez, una mujer local y cofundadora de Vía Orgánica. Roger es un organizador comunitario que vive felizmente el Sueño Mexicano.
Roger y sus huéspedes en Casa Angelitos suelen ver a las Monarca deslizarse en la luz de noviembre
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