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El Nigromante
Ignacio Ramírez
Poético San Miguel

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17 de agosto 2025

por Catherine Marenghi

Este artículo es parte de una serie en curso sobre poetas y poesía con raíces en San Miguel de Allende.

Su casa familiar aún se encuentra en la calle Umarán. Uno de los edificios más icónicos de la ciudad lleva su nombre. Fue un intelectual colosal del siglo XIX, un pensador político radical de la era de la Reforma Liberal (La Reforma), un ateo sin disculpas, un pionero temprano en la educación de mujeres e indígenas, abogado, estadista, periodista y un gran poeta. (En parte porque gran parte de su poesía sigue sin traducirse, es poco conocida fuera de México.)

Ignacio Ramírez Calzada fue un hombre culto y agudo, y uno de los arquitectos del Estado laico de México. Sus contemporáneos lo aclamaban como el Voltaire mexicano y el Apóstol de la Reforma, entre otros epítetos.

Esta es la historia de un poeta lírico con alma subversiva.


Academia de San Juan de Letrán
*

La formación de Ignacio Ramírez

Ramírez nació el 22 de junio de 1818, en San Miguel el Grande, como entonces se conocía la ciudad. Su crianza en un hogar liberal e intelectual moldeó su adhesión de por vida al pensamiento libre y al escepticismo. Comenzó sus estudios en Querétaro, pero a los diecisiete años ingresó al Colegio de San Gregorio en la Ciudad de México. En 1845 obtuvo el título de abogado en la Universidad Pontificia de México.

Cuando, en 1836, fue aceptado en la prestigiosa Academia de San Juan de Letrán, una importante asociación literaria mexicana del siglo XIX, su discurso de ingreso estuvo marcado por esta explosiva declaración: "No hay Dios; los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos". Sorprendió a la asamblea. Los sacerdotes de la facultad no recibieron con agrado su mensaje blasfemo y propusieron rechazarlo. Solo gracias a la intervención del padre Lacunza, quien más tarde se convertiría en arzobispo de México, y al poder lógico de su exposición, Ramírez fue permitido como miembro de la Academia.

En 1845 comenzó a publicar una revista satírica (con Guillermo Prieto y Vicente Segura) llamada Don Simplicio. Fue entonces cuando empezó a usar el misterioso seudónimo "El Nigromante", que significa mago o hechicero, o alguien que se comunica con los muertos.

Ramírez denunciaba a los ricos y a la Iglesia, a menudo con un sentido del humor mordaz. Por ejemplo, escribiendo en Don Simplicio, propuso que "Los Diez Mandamientos se aplicarán en su totalidad, excepto el séptimo [que prohíbe el adulterio], mientras los ciudadanos carezcan de otro medio honorable de subsistencia."

Ramírez extendió este estilo de comentario social en otros artículos: "Nosotros, los trabajadores, decimos a los hacendados: ¿Por qué, sin el sudor de su frente, comen pan o lo arrojan a sus prostitutas y lacayos? Si dicen que Dios los hizo ricos, muéstrenos las escrituras."

Durante la guerra entre México y Estados Unidos (1846-1848), en la que México perdería finalmente el 55% de su territorio ante Estados Unidos, Ramírez sirvió brevemente en el ejército, luchando en la Batalla de Padierna, también conocida como Contreras, en 1847. Su mayor contribución al esfuerzo de guerra fue participar, junto con otros intelectuales, en Apuntes para la historia de la guerra entre México y los Estados Unidos, una obra de 665 páginas con el objetivo de proporcionar un relato fidedigno e imparcial de la guerra.

Ramírez emergió como uno de los periodistas y políticos más radicales de su tiempo, y el ateo más destacado de México. Electo al Congreso Constituyente de 1856–1857, abogó por la tolerancia religiosa y la mejora de las condiciones de vida de la gente común. Fue crítico de la Ley Lerdo, que rompió el poder económico de la Iglesia Católica y otras corporaciones que poseían vastas extensiones de tierra, parte de La Reforma. Ramírez argumentó que la ley ponía la propiedad a disposición solo de la clase media y los ricos, que ya poseían tierras y eran los únicos con medios para comprar más.

Durante el gobierno de Benito Juárez, Ramírez unificó la educación primaria en México, estandarizando planes de estudio, libros de texto y certificación docente. También participó en la redacción de las Leyes de Reforma, como uno de los pensadores liberales más puros. El presidente Benito Juárez lo eligió como Ministro de Justicia (enero–mayo 1861) y Ministro de Fomento (marzo–abril 1861). A pesar de estos cargos, Ramírez creía que la Constitución de 1857 otorgaba al congreso supremacía sobre la presidencia y comenzó a ver a Juárez como un dictador.


Emperador Maximiliano I
*

En 1863, el emperador francés Napoleón III, con el respaldo de conservadores mexicanos, el clero y la nobleza, buscó establecer un aliado monárquico en América para contrarrestar el creciente poder de Estados Unidos. Así comenzó el Segundo Imperio Mexicano. El trono de México fue ofrecido al archiduque austriaco Maximiliano de la Casa de Habsburgo-Lorena, quien tenía lazos ancestrales con los gobernantes del México colonial. Se convirtió en el emperador Maximiliano I.

Para gran decepción de los monarquistas, Maximiliano I fue sorprendentemente liberal en su pensamiento y simpatizaba con las clases pobres. Uno de sus primeros actos como emperador fue limitar la jornada laboral y abolir el trabajo infantil. Canceló todas las deudas de más de 10 pesos para los campesinos, restauró la propiedad comunal y prohibió todas las formas de castigo corporal.


Ejecución de Maximiliano en Querétaro, Galería Nacional
*

El Segundo Imperio Mexicano terminó formalmente el 19 de junio de 1867, cuando Maximiliano I y sus generales fueron ejecutados por un pelotón de fusilamiento en Querétaro. La República Mexicana fue restaurada, habiendo perseverado durante la intervención francesa y el régimen monarquista.

Ramírez pasó gran parte del Segundo Imperio exiliado en California. Tras la restauración de la República, regresó a México, y el presidente Benito Juárez lo nombró secretario de Justicia e Instrucción Pública. Se desempeñó como ministro de la Suprema Corte de Justicia de 1868 a 1879. Durante esta administración, creó la Biblioteca Pública y fusionó la educación primaria laica del Distrito Federal con el sistema nacional. También fue el primer Ministro de Justicia de Porfirio Díaz (noviembre 1876–mayo 1877).

El Nigromante el Poeta

Fue en este hervidero político donde se forjó la sensibilidad poética de El Nigromante. Escribió más de 100 sonetos y poemas.

Sus sólidas raíces políticas florecieron en una audaz voz poética que defendía la educación, el laicismo y la justicia social. Sus versos eran a menudo satíricos y llenos de pasión y humor. Su poesía mostraba la convicción de un pensador con la destreza para invocar el poder transformador de la palabra escrita.

Contribuyó con poesía a muchos periódicos de corte político reformista, como El Monitor Republicano, Themis y Deucalión, El Clamor Progresista, entre otros, firmando generalmente como "El Nigromante". Su poesía abarcaba desde versos cívicos y patrióticos hasta obras líricas que meditaban sobre el amor y la familia.

A veces se le asocia con el movimiento del costumbrismo, una derivación del realismo que describe las costumbres y actitudes de un pueblo o región. Entre los temas típicos de este movimiento en México se incluyen la Revolución, la conformación del Estado y las luchas de los pueblos indígenas.

Los críticos literarios destacan dos cualidades definitorias en la poesía de Ramírez: la intensidad de sus convicciones y el humor sarcástico que impregnó sus reflexiones a lo largo de su vida. Por ejemplo, considere esta apasionada meditación sobre la juventud perdida y el poder del amor. El soneto combina elegancia refinada con hondura y ferocidad:

 
Al Amor

¿Por qué, Amor, cuando expiro desarmado,
de mí te burlas? Llévate esa hermosa
doncella tan ardiente y tan graciosa
que por mi oscuro asilo has asomado.

En tiempo más feliz, yo supe osado
extender mi palabra artificiosa
como una red, y en ella, temblorosa,
más de una de tus aves he cazado.

Hoy de mí mis rivales hacen juego,
cobardes atacándome en gavilla,
y libre yo mi presa al aire entrego.

Al inerme león el asno humilla…
Vuélveme, Amor, mi juventud, y luego
tú mismo a mi rivales acaudilla.
 

Aquí un fragmento de otro de sus poemas más famosos, una oda al recuerdo y a la solidaridad:

 
Por los gregorianos muertos

Cesen las risas y comience el llanto.
Esta mesa en sepulcro se convierte.
¡Vivos y muertos, escuchad mi canto!

Mientras que vinos espumosos vierte
nuestra antigua amistad, en este día,
y con alegres brindis se divierte;

y en raudales se escapa la armonía;
y la insaciable gula se despierta;
y va de flor en flor la poesía;

y el júbilo de todos se concierta
en una sola exclamación: ¡gocemos!,
y gozamos… La muerte está a la puerta.

Rechazar unas sombras, ¿no las vemos?
¡Ellas nos tienden suplicantes manos!
Ese acento, esos rostros conocemos.

¿No los oís?, ¡se llaman gregorianos!
Permíteles entrar, ¡oh muerte adusta!
He aquí su asiento… Son nuestros hermanos.

Pudo del mundo la sentencia injusta
proscribirlos, mas no de mi memoria:
Conversar con los muertos no me asusta.
 

Este poema contrasta la festividad con el duelo y resalta la presencia silenciosa pero constante de la mortalidad. El poeta reconoce que "La muerte está a la puerta" e invita a los comensales muertos a entrar, llamándolos "los gregorianos" – monjes ermitaños. Ramírez expresa su comodidad al conversar con los muertos, considerándolos invitados familiares que representan su propia herencia y ancestros.

El legado de El Nigromante

Ramírez murió el 22 de junio de 1879 a la edad de 60 años. Está sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres en la Ciudad de México. En su funeral, el poeta Justo Sierra dijo que era "el sublime destructor del pasado y el obrero de la Revolución".

Además de publicar su poesía en periódicos, su colección más completa de escritos literarios es la obra en dos volúmenes Obras de Ignacio Ramírez...: Poesías. Discursos. Artículos Históricos y Literarios (publicada originalmente en 1889). Varios de sus poemas también están recopilados en la antología La otra poesía mexicana, con temas que abarcan el amor, la reflexión y la percepción existencial.

Uno de los sonetos de esta antología sería un epitafio apropiado:

 
Soneto

Héme al fin en el antro de la muerte
Do no vuelan las penas y dolores,
Do no brillan los astros ni las flores,
Donde no hay un recuerdo que despierte.

Si algun dia natura se divierte
Rompiendo de esta cárcel los horrores,
Y sus soplos ardientes, erradores
Sobre mi polvo desatado vierte,

Yo, por la eternidad ya devorado,
¿Gozaré si ese polvo es una rosa?
¿Gemiré si una sierpe en él anida?

Ni pesadillas me dará un cuidado,
Ni espantará mi sueño voz odiosa,
Ni todo un Dios me volverá á la vida.
 


Mural de Rivera
*

Sesenta y ocho años después de su muerte, Ramírez seguía causando controversia. En 1947, el famoso muralista Diego Rivera dio a conocer su icónico mural "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central", un fresco de 15 metros por 4 metros, de siete toneladas, creado para el Hotel del Prado en la Ciudad de México. El mural representa a 100 figuras históricas que abarcan cuatro siglos. Junto a Benito Juárez, Ramírez aparece sosteniendo un pequeño cartel que dice, recordando su discurso en la Academia de Letrán, "Dios no existe".

Al dueño del hotel no le agradó la frase controvertida y ordenó a Rivera eliminarla. El artista se negó, y tras una serie de protestas a favor y en contra de la pintura y numerosos actos de vandalismo, se llegó a un acuerdo: la obra permanecería intacta, pero oculta por una pantalla retráctil que podía retirarse a petición de quienes estuvieran dispuestos a dar una buena propina. Rivera finalmente eliminó la frase en 1956, pero bajo protesta. El mural fue seriamente dañado en el terremoto de la Ciudad de México de 1985, pero fue restaurado y luego trasladado a su ubicación actual, el Museo Mural Diego Rivera junto a la Alameda Central.


El texto de Ramírez antes y después

San Miguel de Allende honra a su ilustre hijo de varias maneras. El Centro Cultural Ignacio Ramírez "El Nigromante", conocido localmente como Bellas Artes, se encuentra ahora en el centro de la ciudad en un antiguo convento bellamente restaurado, adornado con dramáticos murales de David Alfaro Siqueiros, Pedro Martínez y Eleanor Cohen. Alberga una librería y galerías de arte, y ha servido durante mucho tiempo como sede cultural. La ciudad cuenta con un barrio y una escuela primaria llamados Nigromante en su honor.

La casa donde nació Ramírez, en la calle Umarán 38, es ahora propiedad de la Universidad de Guanajuato, que ha renovado sustancialmente la estructura. Allí se celebran eventos culturales y se exhiben reliquias de la familia Ramírez, incluidos objetos de la época de la Guerra de Independencia de México, cuando el padre de Ramírez luchó junto a los insurgentes.

Asimismo, las celebraciones culturales en San Miguel continúan homenajeando las contribuciones de El Nigromante a través de festivales literarios, recreaciones y exposiciones realizadas en su cumpleaños, reforzando su duradera influencia en la identidad cultural de la ciudad.

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Catherine Marenghi es una poeta, novelista y autora de memorias local que ha estado activa en la escena literaria de San Miguel durante más de una década. Ha publicado tres libros de poesía, unas memorias y una novela histórica. Nativa de Massachusetts, ha establecido San Miguel como su hogar permanente.

www.marenghi.com

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